La inflamación es una respuesta fundamental y vital del cuerpo, diseñada para protegerse de patógenos, contaminantes, radiación y otros factores dañinos. Es esencial para defenderse de infecciones y estímulos nocivos, además de ser una parte integral del proceso de curación. Sin embargo, la inflamación prolongada puede ser perjudicial. Cuando la barrera protectora de la piel y su función inmunológica se debilitan, puede surgir inflamación, dando lugar a afecciones como rosácea, psoriasis y eczema. A medida que envejecemos, el control y la modulación fina de la respuesta del sistema inmune se vuelven frágiles y menos precisos. Mientras que la eficacia del sistema inmune adaptativo disminuye, los mecanismos inmunes innatos se vuelven hiperactivos y menos precisos, lo que conduce a un aumento de fenotipos proinflamatorios que contribuyen al “inflammaging“. Este término, acuñado en el año 2000, se refiere a una inflamación crónica, estéril y de bajo grado que se desarrolla con la edad avanzada. Se considera un factor de riesgo significativo para la mortalidad y morbilidad en personas mayores.
Consecuencias del “Inflammaging” en el Envejecimiento General y Cutáneo
En el envejecimiento general: Se asocia con una fragilización del sistema inmune, donde la inmunidad adaptativa declina y la innata se vuelve hiperactiva y menos precisa. Es un factor de riesgo para el envejecimiento acelerado, manifestado en el ritmo del envejecimiento biológico, la apariencia facial y la edad cerebral. Además, se vincula con la disminución de la capacidad funcional, incluyendo limitaciones físicas, peor equilibrio, menor fuerza de agarre, y declive cognitivo. A largo plazo, el “inflammaging” es un factor de riesgo para una amplia gama de enfermedades crónicas como enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes tipo 2, enfermedad renal crónica, demencia y depresión. También se asocia con el desarrollo de sarcopenia (pérdida de masa y fuerza muscular) y fragilidad.
En el envejecimiento de la piel: Puede acelerar el envejecimiento de la piel al descomponer componentes importantes como el colágeno, la elastina y el ácido hialurónico. También compromete la capacidad de la piel para protegerse y reparar el daño. Esto conduce a una mayor vulnerabilidad a los factores de estrés externos, pérdida de humedad, dificultad en la cicatrización de heridas, y un aumento en la formación de arrugas, pigmentación, enrojecimiento e irritación, así como afecciones con barrera cutánea comprometida como la rosácea y el eczema.
La Implicación del Abuso de Procedimientos Dermocosméticos que Interrumpen la Barrera Cutánea. Las fuentes tenidas en cuenta para éste artículo; resaltan que los principales estimuladores proinflamatorios para la piel son la interrupción de la barrera cutánea y la luz ultravioleta (UV). Una interrupción crónica y repetida de la barrera cutánea, por cualquier causa, activa la inflamación crónica y puede inducir daño en la piel.
Alfa Hidroxiácidos (AHAs), Retinoides y Microdermoabrasión: Aunque populares, la inflamación crónica inducida por AHAs y retinoides parece ser principalmente el resultado de la interrupción de la barrera cutánea. La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) emitió una advertencia en 2000 para productos con AHA con una concentración superior al 10% y un pH inferior a 3.0, debido al aumento de la fotosensibilidad y el deterioro premaligno de las células cutáneas, lo que se atribuye a la exfoliación de la barrera. Además, se ha reportado un aumento de cánceres de piel con el uso prolongado de retinoides tópicos, a pesar de que estudios a corto plazo indicaban que reducían los crecimientos premalignos y cancerosos en animales. Estos hallazgos sugieren fuertemente que las estrategias de tratamiento y prevención del envejecimiento visible de la piel deben ajustarse para revertir todas las causas de la inflamación crónica, incluida la interrupción de la barrera cutánea. La activación de la inflamación y la degradación de la sustancia dérmica, el colágeno y la elastina por enzimas como las metaloproteinasas de la matriz (MMPs) contribuyen al deterioro maligno y premaligno de las células de la piel.
Diversos factores contribuyen al inflammaging:
Senescencia celular: Las células pueden volverse senescentes (no dividirse) con la edad y liberar moléculas inflamatorias.Disfunción mitocondrial: Las mitocondrias, las centrales eléctricas de las células, pueden volverse menos eficientes con la edad, lo que provoca estrés oxidativo e inflamación.
Microbiota intestinal: Los cambios en el microbioma intestinal pueden contribuir a la inflamación.
Factores del estilo de vida: La dieta, el ejercicio, el estrés y el sueño pueden influir en los niveles de inflamación.
¿Se puede prevenir o revertir el inflammaging?
Si bien no existe una fórmula para detener el inflammaging, las modificaciones del estilo de vida pueden ayudar a controlar y potencialmente reducir su impacto. Estas incluyen:
Dieta saludable: Una dieta rica en frutas, verduras y grasas saludables (como la dieta mediterránea) puede tener efectos antiinflamatorios.
Ejercicio regular: La actividad física puede ayudar a reducir la inflamación y mejorar la salud general.
Manejo del estrés: Técnicas como la atención plena y pasar tiempo con los seres queridos pueden ayudar a reducir el estrés, que puede desencadenar la inflamación. Dormir bien: Priorizar el sueño es importante para la salud general y puede ayudar a reducir la inflamación.
Reducir el consumo de alcohol y dejar de fumar: Ambos factores pueden contribuir a la inflamación.
